Promesa

Hoy quiero darte algo y quiero que tu me lo des a mí.

No te voy a dar el cielo, ni te voy a pedir las estrellas.

Ellos ya se tienen el uno al otro, tan lejanos,

siempre juntos y siempre separados.

No voy a darte un contrato sellado,

ante notario y por duplicado.

De esos ya hemos firmado muchos

y tienen claúsulas con límites y caducidad. 

 

Una promesa.

Voy a darte una promesa.

Como la que hacen los días de la semana,

que empiezan los lunes y terminan los domingos.

 

Como la promesa del sol;

que calienta todos los días;

como la de la luna, que ilumina la noche;

o la promesa de ambos para mañana,

porque volverán a salir

para estar otra vez ahí, pase lo que pase.

 

Una promesa,

como la que hace la primavera,

que siempre llega,

por muy frío y largo que parezca el invierno.

 

Hoy te doy una promesa.

La promesa de esperar lo que haga falta,

porque tengo la esperanza, la certeza,

de que siempre estarás ahi.

 

La promesa de sonreirte,

de llorarte,

de reñirte,

de desesperarte.

 

La promesa de que siempre hará calor,

porque siempre seré del Caribe.

Y aunque creas que ahí nos tomamos las cosas con calma,

te prometo que seguiré sin quedarme quieta,

dándole vueltas a todo y dejando que todo me de vueltas a mí.

 

Te prometo que no será fácil,

pero sí muy divertido. 

Hoy te prometo mi futuro. Esa es la promesa que te hago;

esa es la promesa que quiero que tu me hagas a mí.

Mi amor por tí es una promesa.

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