¿Postureo corporativo?

El postureo del corredor

Desde que @diarioresponsable me “presentó” a Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente), me he convertido en seguidara de esta institución. Su objetivo es impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación…  y por extensión, entre el público en general. Algo que nos hace falta.

Asesorada por la Real Academia Española, Fundéu hace recomendaciones diarias sobre el uso del español y responden a las dudas que reciben continuamente.  De hecho, a mí me han resuelto todas las que les he planteado.  Una de las cosas que más me gusta es la actualidad de los temas que tratan y su mente abierta para analizar y explicar la realidad de nuestra lengua, particularmente cuando de neologismos se trata.

Uno de esos neologismos que han comentado recientemente (bueno, hace casi un año) es “postureo” y su verbo “posturear”, que claramente se derivan de la palabra postura.  Según ellos mismo explican, la palabra postureo es un término lingüísticamente válido, que ha surgido en las redes sociales, y se utiliza para descalificar actitudes o situaciones impostadas y artificiales.  Un claro ejemplo serían esas fotos y videos que se comparten en Facebook, Instagram o similares en los que aparecemos haciendo ciertas actividades socialmente muy bien vistas o valoradas, y que son compartidas sólo para que se sepa qué hemos hecho… Que lo que no se comparte es como si no hubiese ocurrido (aquí entono un sonoro mea culpa  o como dirían los anglosajones: been there, done that).

Por mi cercano pasado laboral, hay un postureo en particular sobre el que me gustaría reflexionar: el postureo corporativo. ¿Es genuino ese interés que muestran las empresas por mejorar la sociedad de la que son partícipes o es un simple gesto de postura para tener una mejor imagen?

En resumidas cuentas: ¿Es la RSC un postureo corporativo? Sigue leyendo

Los límites a la libertad de expresión

Tras el deplorable atentado terrorista a la revista Charlie Hebdo -más los que le siguieron- se ha hablado mucho sobre la libertad de expresión como derecho fundamental, inalienable y universal. Se han escrito ríos de tinta sobre la importancia de protegerlo, respetarlo y defenderlo.  Al fin de cuentas, es el derecho número 19 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  Bueno, técnicamente es el derecho consagrado en el artículo 19º de la declaración formulada en 1948 y que posteriormente fue desarrollado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). Sigue leyendo

Un mundo feliz

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Quien me conozca (o me lea) sabe que siento fascinación por la ciencia ficción y en particular por las distopías.  Sea una sociedad autoritaria con un «Gran Hermano» que lo observa todo; humanos intentado sobrevivir tras un apocalipsis zombie; o alimentándose exclusivamente de soylent green; encuentro -cuanto menos- interesante imaginar hasta dónde nos llevará el porvenir si seguimos siendo como somos ahora.

La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables (Wikipedia). Precisamente por eso se me antojan tan verosímiles. ¿Qué sociedad tendremos en 200 años si seguimos superponiendo la «seguridad» a los derechos fundamentales de la libertad y la capacidad de elección? ¿Hasta dónde llegaremos si vemos el dolor y el sufrimiento tan ajeno, tan extraño, como si aquello ocurriese en una galaxia muy muy lejana?  Sigue leyendo