Políticos, mentiras y cintas de vídeo

Desde hace unos meses, en los medios de información internacionales (y también en alguno nacional) se viene acuñando un término cuanto menos irrisorio pero cargado de muchísima ironía: post-verdad (post-truth).

El concepto de post-verdad está directamente vinculado a la política, porque al fin de cuentas son los políticos quienes lo aplican con más desparpajo.  En dicho contexto, la post-verdad se entiende como la situación en la que se apela a las emociones y a las creencias personales, reforzando las propias ideas con argumentos que carecen de soporte real, reafirmando tópicos erróneos y lo más preocupante de todo… ignorando los hechos comprobados y las réplicas basadas en datos reales.

Es decir, una post-verdad es una mentira como la copa de un pino. Sigue leyendo

Macromachismos

 

Desde hace un tiempo escucho con más frecuencia la palabra “micromachismos” para hacer referencia a todos esos pequeños comentarios y actos, en apariencia inocentes, siempre muy sutiles, que arrastran una importante carga machista.

El termino fue acuñado hace 25 años por Luis Bonino Méndez, psicoterapeuta, que denomina así a la práctica de violencia de género -en la vida cotidiana- de forma tan sutil que pasa desapercibida, pero que refleja y perpetua actitudes machistas y la desigualdad de las mujeres respecto a los varones. (1) Sigue leyendo

¿Postureo corporativo?

El postureo del corredor

Desde que @diarioresponsable me “presentó” a Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente), me he convertido en seguidara de esta institución. Su objetivo es impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación…  y por extensión, entre el público en general. Algo que nos hace falta.

Asesorada por la Real Academia Española, Fundéu hace recomendaciones diarias sobre el uso del español y responden a las dudas que reciben continuamente.  De hecho, a mí me han resuelto todas las que les he planteado.  Una de las cosas que más me gusta es la actualidad de los temas que tratan y su mente abierta para analizar y explicar la realidad de nuestra lengua, particularmente cuando de neologismos se trata.

Uno de esos neologismos que han comentado recientemente (bueno, hace casi un año) es “postureo” y su verbo “posturear”, que claramente se derivan de la palabra postura.  Según ellos mismo explican, la palabra postureo es un término lingüísticamente válido, que ha surgido en las redes sociales, y se utiliza para descalificar actitudes o situaciones impostadas y artificiales.  Un claro ejemplo serían esas fotos y videos que se comparten en Facebook, Instagram o similares en los que aparecemos haciendo ciertas actividades socialmente muy bien vistas o valoradas, y que son compartidas sólo para que se sepa qué hemos hecho… Que lo que no se comparte es como si no hubiese ocurrido (aquí entono un sonoro mea culpa  o como dirían los anglosajones: been there, done that).

Por mi cercano pasado laboral, hay un postureo en particular sobre el que me gustaría reflexionar: el postureo corporativo. ¿Es genuino ese interés que muestran las empresas por mejorar la sociedad de la que son partícipes o es un simple gesto de postura para tener una mejor imagen?

En resumidas cuentas: ¿Es la RSC un postureo corporativo? Sigue leyendo

Fuera de contexto (Sin filtro, parte II)

Cada vez que escucho o leo al personaje público de turno diciendo que sus palabras han sido publicadas «fuera de contexto» no puedo evitar que un gusanillo me recorra el estómago. Automáticamente pienso que ya me han vuelto a tomar por tonta (a mí y a todos).  Sigo leyendo/escuchando la noticia en cuestión, con la esperanza de que realmente esta vez SI fuesen palabras sacadas de contexto, pero la realidad es que hasta ahora nunca ha sido así.

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Feliz (no) cumpleaños

Este blog – Del timbo al tambo – cumplió su primer año hace una semana.  Tendría que haber estado más fina y haberlo felicitado en su momento, pero así voy por la vida… a otras cosas.  No soy del tipo de persona que está pendiente de los cumpleaños: no celebro el mío y los que recuerdo (y felicito) están contados con los dedos de las manos. Era de esperar que este caso no fuese diferente.

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Un mundo feliz

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Quien me conozca (o me lea) sabe que siento fascinación por la ciencia ficción y en particular por las distopías.  Sea una sociedad autoritaria con un «Gran Hermano» que lo observa todo; humanos intentado sobrevivir tras un apocalipsis zombie; o alimentándose exclusivamente de soylent green; encuentro -cuanto menos- interesante imaginar hasta dónde nos llevará el porvenir si seguimos siendo como somos ahora.

La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables (Wikipedia). Precisamente por eso se me antojan tan verosímiles. ¿Qué sociedad tendremos en 200 años si seguimos superponiendo la «seguridad» a los derechos fundamentales de la libertad y la capacidad de elección? ¿Hasta dónde llegaremos si vemos el dolor y el sufrimiento tan ajeno, tan extraño, como si aquello ocurriese en una galaxia muy muy lejana?  Sigue leyendo

Barbies, Pitufinas y otras misoginias

El pasado martes (26 de agosto) tuve que desayunarme este video:

«What truly matters is that we never forget that our success is based on always giving the viewer something compelling to watch»

«Lo que importa de verdad es que no olvidamos que nuestro éxito se basa en siempre dar al espectador algo que le fuerce a mirar»

Se puede ver a la actriz colombiana Sofía Vergara girando, cual maniquí en una vitrina, mientras Bruce Rosenblum -CEO de la Academia de Arte y Ciencia de la Televisión en Estados Unidos- le dice a la audiencia que el éxito de la televisión radica en que siempre le han dado a su audiencia algo «que no pueda evitar mirar», como parte de una reflexión sobre la «diversidad» en la producción televisiva.

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Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza

Quizás uno de los mejores especiales de Halloween que han hecho Los Simpsons (Treehouse of Horror V, 1994), y con homenaje a «El Resplandor» incluido.

En la película original, Jack Torrance (Jack Nicholson) pierde la cabeza mientras intenta escribir su gran novela. Inmerso en el más profundo aislamiento sólo puede escribir «no por mucho madrugar amanece más temprano» (All work and no play makes Jack a dull boy en la versión original).

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