Leí Momo, de Michael Ende, cuando tenía 16 años. Era uno de los libros incluidos en la lectura obligatoria del último curso en el colegio. Me gustó la historia de la pequeña niña que siempre tenía tiempo para escuchar a todo aquel que necesitaba hablar, con imaginación infinita para hacer la mayor aventura de una tarde en el parque. Los personajes me parecieron entrañables: Gigi, y los cuentos maravillosos que inventaba para Momo; Beppo, el barrendero; el Maestro Hora y su tortuga Casiopea. Y luego estaban los hombres de gris.
tiempo
Té y morfina. En ese orden.
Tengo dos hermanas: una abogada y otra enfermera. Con profesiones como esas, te llenas de anécdotas para escribir un blog. Es lo que pasa cuando realizas una actividad en la que te relacionas con muchas y diferentes personas, cada día es una nueva aventura. Sigue leyendo